Noticias

Recursos para las homilías
Domingo 3° de Adviento

Por: P. Gilbert Kannikattu, SSP

El tema común que se encuentra en las lecturas de hoy es uno de alegría y aliento. Las lecturas enfatizan la necesidad de paciencia en aquellos que esperan que Jesús vuelva a nacer en sus corazones y sus vidas. Nos dan un mensaje de esperanza.

Hoy se llama ‘Domingo de Gaudete’ porque la misa de hoy comienza con la antífona de apertura: "Gaudete in Domino semper", es decir, "Alégrense siempre en el Señor". Hoy, nuestra alegría por la venida de Jesús como nuestro Salvador, está marcada por nuestro encendido de la tercera vela de la corona de Adviento. El rosa, color permitido y recomendado para este día, nos recuerda el color del cielo al alba, cuando el sol apenas comienza a salir. Para los fiele cristianos, la vida es como un "largo amanecer", y la muerte es la entrada al día sin ocaso, a la vida eterna. Esta es la razón por la que este domingo también se llama "Domingo de rosas", que atenúa también el morado que caracteriza la espera. 

El profeta Isaías, en la primera lectura, alienta a los judíos exiliados en Babilonia a regocijarse porque su Dios los liberará de la esclavitud y los llevará a su tierra natal. En la segunda lectura, Santiago anima a los primeros cristianos a alegrarse y esperar con paciencia la inminente segunda venida de Jesús.

En el Evangelio de hoy, Jesús invita a Juan el Bautista, ya prisionero, a regocijarse al explicar su ministerio de curación y predicación como el cumplimiento de la profecía mesiánica de Isaías. En la segunda parte del Evangelio de hoy, Mateo presenta a Jesús, el verdadero Mesías, haciendo los mayores cumplidos a Juan el Bautista como su heraldo y el último de los profetas, y pidiéndole a sus oyentes que se regocijen en la grandeza de su precursor.

Aquí hay algunas ideas para ayudarnos a practicar los mensajes del evangelio, para que podamos estar mejor preparados para recibir al recién nacido Jesús en nuestros corazones y vidas.

  1. Necesitamos aprender cómo sobrevivir a una crisis de fe. Si Juan el Bautista, incluso después de haber tenido un encuentro directo con Jesús, el Mesías, tuvo sus dudas sobre Jesús y sus enseñanzas, nosotros también podemos tener nuestras crisis de fe. En tales ocasiones, recordemos la verdad de que todos nuestros dogmas cristianos se basan en nuestra fe confiada en la Divinidad de Jesús que los enseñó, y en su autoridad Divina que le dio a su Iglesia para enseñar lo que él enseñó. Por lo tanto, necesitamos profundizar nuestra fe y, con ayuda de Dios, ir despejando dudas.

2) "Ve y dile a los demás lo que oyes y ves". Nos regocijamos al pensar que Jesús volverá a nacer en nuestras vidas, con sus dones de amor, misericordia, perdón y el espíritu de servicio humilde y sacrificado durante esta temporada navideña. Por lo tanto, compartamos alegremente la generosa gracia, el perdón y la misericordia de Dios con los demás. Lo que Jesús ordenó a los discípulos de Juan, él también nos lo ordena: “ve y dile a los demás lo que oyes y ves”. Esto significa que estamos llamados a compartir con otros nuestra experiencia de Jesús volviendo a nacer dentro de nosotros.

3) Necesitamos abrir nuestros corazones y dejar que Dios transforme nuestras vidas. Las lecturas de hoy nos recuerdan que nuestras vidas también pueden transformarse si somos pacientes y confiamos en Dios. El mensaje de Adviento es que Dios está presente entre nosotros y en nuestra vida cotidiana. Debemos preparar nuestros corazones para reconocerlo y darle la bienvenida al permitir una ‘metanoia’, es decir, un cambio de corazón; para hacer lugar para él, en nuestros corazones, durante este Adviento.

4) Cada uno de nosotros está llamado a ser "más que un profeta". Estamos llamados a ser más grandes que un profeta, más grandes que Juan el Bautista, en nuestra misión. Se supone que debemos convertirnos en la voz de Jesús, las manos de Jesús, los pies de Jesús, el corazón de Jesús. Como diría Santa Teresa de Ávila: “Cristo no tiene cuerpo en la tierra ahora más que el tuyo. Ni manos ni pies en la tierra que no sean los tuyos. Tus ojos son los ojos a través de los cuales la compasión de Cristo mira a todos. Tus pies son los pies por los cuales Él debe hacer el bien y tus manos son las manos con las que Él nos bendecirá.”

Que el niño Jesús, nacido en el pesebre, nos dé la gracia de reconocer nuestras faltas, de ser compasivos y misericordiosos, para que podamos ser estar siempre “Alegres en el Señor”.

Amén.

________________________________

Anécdota:

Sonrisa de ‘Gaudete Domingo’: Hace varios años, un joven estudiante universitario trabajaba como pasante en el Museo de Historia Natural de su universidad. Un día, mientras trabajaba en la caja registradora de la tienda de regalos, vio a una pareja de ancianos entrar con una niña en silla de ruedas. Cuando miró más de cerca a esta chica, vio que estaba sentada en su silla. El estudiante se dio cuenta de que no tenía brazos ni piernas. Llevaba un pequeño vestido blanco con lunares rojos. Cuando la pareja la llevó al mostrador, él volvió la cabeza hacia la chica y le guiñó un ojo. Mientras tanto, tomó el dinero de sus abuelos y miró a la niña, que le estaba dando la sonrisa más linda y más grande que había visto en su vida. De repente, su discapacidad había desaparecido, y todo lo que el estudiante universitario vio fue a esta hermosa niña, cuya sonrisa lo conmovió y casi instantáneamente le dio una idea completamente nueva de lo que se trata la vida. La niña le había cambiado su perspectiva de estudiante infeliz y lo trajo a su mundo, un mundo de sonrisas, amor y calidez. Con la iluminación de la vela rosa, la tercera de la Corona de Adviento, entre las velas moradas, se nos recuerda que estamos llamados a vivir con alegría en nuestro mundo de tristezas y dolor. (P. James Farfaglia)