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Solemnidad de Cristo Rey

Por: P. Gilbert Kannikattu, SSP

Hoy la iglesia celebra la solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Al instituir esta fiesta en 1925, el papa Pío XI proclamó: "Pax Christi in regno Christi" (la paz de Cristo en el reinado de Cristo). Esto significa que viviremos en la paz de Cristo cuando entreguemos nuestra vida a él todos los días, lo aceptemos como nuestro Dios, Salvador y Rey y le permitamos gobernar nuestra vida. 

La primera lectura de hoy, tomada del segundo libro de Samuel, nos dice que el pueblo se reunió y ungió a David como su rey. En la segunda lectura, san Pablo dice a los colosenses y a nosotros que Dios nos ha rescatado del poder de las tinieblas y nos ha transferido al Reino de su Hijo. San Pablo también nos dice que Dios quería reconciliar todo lo que existe en la tierra y en el cielo, restaurando la paz con su sangre derramada en la cruz. En el evangelio de hoy tenemos la lámina de Jesús en la cruz con la inscripción, "este es el rey de los judíos". Pero incluso desde la cruz, Jesús prometió al ladrón arrepentido, que "hoy estarás conmigo en el paraíso". Es una invitación a la conversión, al arrepentimiento, al cambio de vida, para que también podamos entrar en Su reino. 

Jesús, antes de su condena, le dijo a Pilato que él es Rey y aclaró que su Reino "no pertenece a este mundo". Él gobierna como Rey, sirviendo a los demás en lugar de dominarlos; Su autoridad está enraizada en la verdad, no en la fuerza física, y su reino, el reino de Dios, se basa en las bienaventuranzas. Él vino a dar testimonio de Dios Padre y su amor por nosotros. Nosotros estamos llamados a declarar nuestra lealtad a Cristo con nuestro compromiso, expresado en nuestro servicio a los demás con sacrificio, perdonando y con nuestra solidaridad con los necesitados. Honramos a Cristo como el Rey del Universo y el Rey de nuestros corazones al permitirle tomar el control de nuestras vidas.

 

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Estas son algunas sugerencias para nuestra vida diaria, que pueden ayudarnos a aceptar y proclamar a Jesucristo como Rey en nuestra vida personal:

1) Tenemos que reconfirmar nuestro compromiso con Cristo Rey de nuestras vidas. Al celebrar el reinado de Cristo, hoy recordemos que él no será nuestro Rey si no lo escuchamos, no lo amamos, no le servimos y no le seguimos. Pertenecemos a su Reino sólo cuando caminamos con él y vivimos en el espíritu del Evangelio. Si Cristo es realmente el Rey de nuestras vidas, debemos dejar que guíe todas nuestras decisiones.

Atestiguamos ante los demás que Jesucristo es en verdad nuestro Rey y que él está a cargo de nuestras vidas, cuando respondemos sinceramente a su amorosa invitación: "Carguen con mi yugo y aprendan de mí; porque soy manso y humilde de corazón" (Mt 11, 29). 

2) Tenemos que dar a Jesús el control sobre nuestras vidas, es decir sobre toda nuestra persona: mente, voluntad y corazón. En nuestra vida diaria, hay una elección entre Cristo Rey y los deseos y tentaciones mundanos. Prometemos vivir en el Reino de Cristo cuando oramos: "Venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo." Hagámonos la pregunta: "¿Qué haría Cristo en mi lugar?" ¿Nuestras vidas, así como la forma en que nos comportamos con nuestros amigos, están en sintonía con el reinado de Jesús? ¿O tratamos de complacernos a nosotros mismos en lugar de a él? 

3) Debemos seguir los ejemplos de Cristo en nuestro humilde servicio a todos. Líder-Servidor es el modelo que Cristo Rey nos ha dado. Cristo vino a servir y no a ser servido. Por lo tanto, nosotros también estamos llamados a servir con humildad y a compartir nuestros recursos. En el Evangelio, Jesús dice que nació para "dar testimonio de la verdad”.  La verdad de que Dios, su Padre, es también nuestro Padre amoroso e indulgente. Todos somos sus hijos, formando un solo cuerpo. Por lo tanto, cualquier cosa que hagamos por nuestras hermanas y hermanos, lo hacemos por Él. 

4) Debemos obedecer la ley de amor dada por Cristo nuestro Rey. Se espera que los ciudadanos del reino de Cristo observen sólo una ley importante: la ley del amor.  "Ama a Dios con todo tu corazón y ama a tu prójimo como a ti mismo." "Si me aman, guardarán mis mandamientos." Jesús espera un mayor grado de amor de parte de sus seguidores: "Ámense los unos a los otros como yo os he amado." 

En esta gran fiesta de Cristo Rey, decidamonos a darle el lugar central de nuestras vidas, y seamos nosotros testigos de su Reino. 

P John Gilbert, ssp