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TESTIGOS DE LA VIDA

Por: Hno. José Miguel Villaverde, SSP

 

La palabra “Resurrección” es clave para el tiempo que iniciamos desde la celebración del Tiempo Pascual y extenderá sus alcances por todo el tiempo litúrgico de la Pascua. Los ornamentos sagrados, las flores y los cantos volverán a inundar de alegría nuestras iglesias y comunidades, por lo que bendecimos al Señor. La vida triunfa, la vida se abre camino, ¿Será así de clave la palabra “Resurrección para nuestra vida de cada día, que aun amenaza nuestros hogares y sociedad? 

Hace un año tuvimos que celebrar el Misterio Pascual de Cristo de un modo distinto, anhelando el volvernos a encontrar como comunidad, poco a poco esto vuelve a hacerse realidad, la vida se abre paso, junto a la esperanza en la resurrección para nuestros seres queridos que hemos visto partir. Bendito sea Dios porque en Cristo nos consuela y alegra. 

Deteniéndonos un poco más en nuestra realidad, nos damos cuenta que las palabras que a diario nos repetíamos: “volveremos a un mundo mejor”, “seremos una nueva humanidad”, “aprendamos a cuidarnos los unos a los otros”, siguen siendo una deuda pendiente para nuestra comunidad creyente y toda nuestra sociedad paraguaya. Hace falta pues que toda la fuerza de la palabra “Resurrección” y del Resucitado mismo, irradien toda nuestra vida, dentro y fuera de los templos, sobre todo iluminando las zonas más oscuras y necesitadas de Dios. Tenemos que asumir nuestro rol de ciudadanos, corresponsables y testigos de la vida que Cristo nos ofrece, en principio, no dando la espalda al dolor. 

En el mes que celebramos a la Beata Chiquitunga, jazmín perfumado de nuestra patria, su figura y ejemplo de entrega a Cristo mediante el apostolado, la profesión docente y luego su consagración religiosa, iluminen también la vida de nuestra nación, tan necesitada de testigos de la vida y de resurrección.