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Lectura Orante
DOMINGO 20° durante el año

Por: P. Denis Báez Romero, SDB

 

Queridos hermanos, para este Domingo 20° durante el año, en el ciclo A, rezamos con el Evangelio según san Mateo 15, 21-28

Invocamos al Señor para que derrame su Espíritu:

Jesús, buen pastor, haz que salgamos a tu encuentro, no sólo en los momentos difíciles sino más bien en lo cotidiano. Que reconozcamos los sufrimientos de los demás sin tener en cuenta lo que nos diferencia de ellos. No dejes que bajemos los brazos y desconfiemos de tu bondad cuando no recibimos una pronta respuesta de tu parte y danos el don de la paciencia. Que nuestra fe sea tan grande como la de la mujer cananea, creíble y fiable para que sea testimonio ante aquellas personas que están sedientas de ti y provéenos la misión de ser acompañantes de este proceso, llevando esperanza y la buena nueva.

 

Análisis de contenido

Queridos amigos: En este texto encontramos dos temas: la mujer cananea que suplica por su hija “maltratada por un demonio”, y la nueva visión de la misión de Jesús. La misión es, para Jesús, la apertura a los pueblos paganos, es decir, a los extranjeros que no pertenecen al pueblo judío. A esas personas que no conocen al Dios de Israel.

 

Salir al encuentro de Jesús, nuestro buen Pastor, principalmente en nuestras necesidades y angustias, dando gritos para pedirle su compasión y que nos atienda: “¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David!”, es también el camino de todo discípulo. Jesús conoce el sufrimiento de una madre que tiene a su hija enferma, conoce el interior de aquella madre y sus necesidades. Conoce las necesidades de una persona extranjera que va en busca de una situación mejor. Jesús abre caminos para la inserción dentro de una sociedad con la que no se comparten la raza, las costumbres, la fe.

El evangelista Mateo, pensando en su comunidad, nos trae palabras de Jesús que, aunque parecerían restrictivas -“Dios me ha enviado solo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”- son solo el paso previo para abrir la puerta a las personas extranjeras. El creyente no debe rendirse nunca, a pesar de que el maestro pasa y pareciera que no escucha nuestras voces, que no atiende a nuestras súplicas, que hace caso omiso a lo que le decimos, y tenemos la sensación de que nuestras palabras suenan como en el aire... Pero si somos perseverantes como la mujer cananea, sabemos que él atenderá nuestras plegarias.

La necesidad me motiva a ser insistente con el Señor, a superar las barreras y limites que puedan existir ente Él y yo. Debo reconocer su presencia y postrarme delante de él. Mi situación de necesidad me impulsa a sentir desde dentro esa ansia de pedirle que me socorra: “¡Señor, ayúdame!”. La mujer cananea, a pesar de no pertenecer al pueblo elegido, da testimonio de Cristo.

La cananea, aquella mujer que aún no ha encontrado a Cristo, está en busca de la Palabra que pueda liberar del maligno a su hija, “maltratada por un demonio”. Pero es admirable su fe y su osadía al responder al Maestro: “Eso es cierto, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de los amos”. Incluso Jesús queda sorprendido por aquella respuesta y alaba la fe de esta extranjera. De este modo, la cananea provoca que Jesús pronuncie su Palabra de misericordia para curar a su hija: “Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”.

El Maestro sabe reconocer la fe de toda persona que se acerca a él, incluso de las personas aparentemente no creyentes, y alaba la fe de esta mujer. Todo hombre busca esa Palabra que libera y sana del maligno que actúa en el interior de cada uno. Tratemos de hacer una propuesta de fe creíble y fiable para acercar a esas personas que tienen ansias de un encuentro profundo con el Señor Jesús. Busquemos la manera de salir a su encuentro y no les impidamos acercarse a Jesús, como hicieron los discípulos en el camino.

Como bautizados, tratemos de acompañar y acercar a los demás al encuentro con Cristo. Nuestra misión consiste en acompañar el camino de nuestros hermanos y dar una mano a los que necesitan ser iluminados en el proceso de la fe.

La nueva pastoral que Jesús realiza va dirigida a las personas extranjeras, a los de afuera, a los lejanos, a aquellas personas que aún no lo conocen o están distantes de Dios. Es vital la conciencia de ser enviados, para que el Espíritu sea trasmitido a todos y se pueda continuar la misión del Maestro. Este camino de fe que cada bautizado realiza va desde un reconocimiento distante hasta una propuesta de fe sólida y auténtica. El apostolado que se emprende va a las periferias, a las personas que necesitan hacer un proceso en el camino de fe.

El evangelio debe aún expandirse por todas las regiones; y también debe reavivar nuestra esperanza, iluminar nuestras angustias y fortalecer nuestra fe.

Que seamos imitadores incansables de la actividad evangelizadora de Jesús. Que sea fecundo el trabajo misionero.