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Pastoral Litúrgica
Memoria de la beata María Felicia de Jesús Sacramentado, virgen

Misa y leccionario propio para la fiesta

 

28 de abril
Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, virgen

Memoria

 

María Felicia de Jesús Sacramentado, llamada cariñosamente “Chiquitunga”, nació el 12 de enero de 1925, en Villarrica. Desde su infancia, estuvo dotada de espléndidas cualidades humanas y espirituales. Durante su juventud fue miembro activo de la Acción Católica, movimiento donde encontró un ideal y un objetivo que orientó toda su vida y donde desarrolló un intenso apostolado laical. En 1955 ingresó en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas en Asunción. Fueron cuatro años de entrega silenciosa, en los que llevó a plenitud el deseo más profundo de su corazón: ser enteramente de Jesús. Vivió sus últimos días en esta tierra con total abandono a la voluntad de Dios. Tuvo su encuentro feliz con el Señor el 28 de abril de 1959. Fue beatificada en Asunción el 23 de junio de 2018.

Antífona de entrada
Esta virgen sabia y prudente salió al encuentro de Cristo con la lámpara encendida. Aleluia.

Oración colecta
Padre bueno y misericordioso, Tú que nos ofreces en María Felicia un vivo testimonio de amor a tu Hijo Jesucristo en la alegría de las bienaventuranzas, concédenos, por su intercesión, ser conquistados por ese mismo amor, y ofrecer nuestra vida para gloria tuya y la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Primera lectura Jer 1, 4-10
Lectura del profeta Jeremías.

La palabra del Señor llegó a mí en estos términos: “Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones.” Yo respondí: “¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven.” El Señor me dijo: “No digas: ‘Soy demasiado joven’, porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-.” El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: “Yo pongo mis palabras en tu boca. Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar.”.
Palabra de Dios.

Salmo Sal 44, 11-12. 14-17
R. ¡Escucha, hija mía, y presta atención!

¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,
y el rey se prendará de tu hermosura.
Él es tu señor: inclínate ante él. R.

Embellecida con corales engarzados en
oro y vestida de brocado, es llevada
hasta el rey. Las vírgenes van detrás,
sus compañeras la guían. R.

Con gozo y alegría entran al palacio
real. Tus hijos ocuparán el lugar de tus
padres, y los pondrás como príncipes
por toda la tierra. R.

2ª Lectura 1Fil 3, 8-14
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Filipos.

Hermanos: todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor Por él, he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio, con tal de ganar a Cristo y estar unido a él, no con mi propia justicia -la que procede de la Ley- sino con aquella que nace de la fe en Cristo, la que viene de Dios y se funda en la fe. Así podré conocerlo a él, conocer el poder de su resurrección y participar de sus sufrimientos, hasta hacerme semejante a él en la muerte, a fin de llegar, si es posible, a la resurrección de entre los muertos. Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo no pretendo haberlo alcanzado. Digo solamente esto: olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia adelante y corro en dirección a la meta, para alcanzar el premio del llamado celestial que Diosme ha hecho en Cristo Jesús. 
Palabra de Dios.

Aleluia
Aleluia. Ésta es la virgen prudente que el Señor encontró velando; al venir el Señor, entró con Él en la sala nupcial. Aleluia.

Evangelio Lc 10, 38-42
+Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

En aquel tiempo: mientras iban caminando, Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra. Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.” Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, pocas cosas, o más bien, una sola es necesaria. María eligió la
mejor parte, que no le será quitada.”.
Palabra del Señor.

Oración sobre las ofrendas
Señor, que prometiste poner tu morada en el corazón de los hombres, recibe estos dones, junto con la ofrenda de nuestras vidas, para que por medio de este sacrificio espiritual, participemos de la alegría del Evangelio, anticipo de la vida celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión Cf. Mt 25,6
Ya viene el esposo, salgan al encuentro de Cristo, el Señor. Aleluia.


Oración después de la comunión
Renovados por estos santos misterios, te pedimos, Padre, que enciendas en nosotros aquel fuego del amor con el que la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado se entregó a ti, implorando para todos la plenitud de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.


"La nueva Beata nos exhorta a todos a vivir con serenidad nuestra existencia cristiana, bajo el signo del amor de Dios y de la caridad hacia el prójimo. Como lo fue para ella, que también para nosotros la presencia viva de Jesús sea una lámpara que ilumine nuestros pasos. La bondad y la santidad de los cristianos hacen que la sociedad sea más noble, más fraterna, más rica en humanidad. Durante su visita a Paraguay en 2015, el Papa Francisco exhortó a vivir las bienaventuranzas evangélicas. En su discurso, escribió, entre otras cosas, que “la felicidad, la verdadera, la que deja lleno el corazón, no está en las pilchas [vestidos costosos] que llevamos, en los zapatos que nos ponemos, en la etiqueta de determinada marca. Él sabe que la felicidad verdadera, está en ser sensibles, en aprender a llorar con los que lloran, en estar cerca de los que están tristes, en poner el hombro, dar un abrazo. Quien no sabe llorar, no sabe reír y por lo tanto, no sabe vivir”. Parece el retrato de la Beata María Felicia de Jesús Sacramentado, quien en toda su vida vivió plenamente estas indicaciones evangélicas. La nueva Beata inspire a la juventud paraguaya a permanecer siempre fiel al amor de Jesús y siempre dispuesta a servir al prójimo necesitado". (Card. Angelo Amato, SDB, homilía de la beatificación. 23.06.2018).